miércoles, 13 de agosto de 2008

diario de viaje - 1

He encontrado mucho más fácil de lo que esperaba acostumbrarme a los trenes y albergues y la idea de soledad, tanto más porque no he tenido demasiado de esta última; Encuentros y desencuentros, amistades transitorias, playas, fotos y focaccia. A eso, y a algún intermedio de buen comer y alguna botella de vino, provenzal o siciliano, y la dificultad de despertarse a la mañana siguiente que suele venir junto.

Claro de luna en Niza.

Aquí los cañones, cargados de simbolismo, si no de plomo, que apuntan desde el paraiso fiscal de Mónaco a Francia.

Sombras en Génova.

Mi primera impresión de Bolonia, reminiscente del autunno caldo de 1968; un coche de policía volcado. La ilusión se fue al enterarme que no se trataba de mas que unos de los percances causados por la forma habitual de conducir de los italianos.

Y las dos torres principales (de las que se conservan de las mas de 50 que tuvo la ciudad) de esta ciudad desde la que les escribo, bermeja como la arcilla de sus ladrillos o la vieja tendera que me preguntaba ilusionada acerca de Zapatero; Aquí, en una isla roja en medio de Berlusconia.

Hacia Trieste dentro de unas horas.

Salut au monde!

3 comentarios:

Gonzalo dijo...

Te as ido solo? joder colega vaya par de pelotas, la cuestión es que el dia 3 que es cuando vuelves, yo parto hacia Alemania, , con suerte compartiremos algunas horas de Centroeuropa, un abrazo.

rod dijo...

El Danubio que te llama?

Puede que no me creas, pero te envidio.

Pasalo bien!

tuanimah dijo...

im_presionante

ese motus a la italiana' de conducir.. con la baca en tierra y pisando bien alto... wow!

Muy lindas las imágenes, fil. Se agradecen teus palabras d'aventurero voraz ^^
Qué sigan las anécdotas ¡!