viernes, 27 de junio de 2014

cité

reluce naranja el verbo, la alianza al dedo,
sobrecargado de todos los principios.
supura bajo sus uñas el recuerdo de un olvido.

sin ventanas se escurre mocoscuro el rio
por debajo de un barco de rumbo incierto,
el mismo en el que no vamos todos
sino unos cuantos turistas japoneses.

tú, un poco gorgona y tan domingo soleado,
entrelazas gatunamente la espuma y el deseo,
tejiendo impenetrables hormigueros de brocado.

una aurora de ojos grises se pasea a destiempo
desfila escueta entre los expedientes apilados,
besa el anillo del profeta de los perros,
y abre paso entre la turba que admira,
con monacal reverencia, sus abultadas nalgas.

miércoles, 4 de junio de 2014

lo que aprendí contigo

muchas cosas aprendí contigo, con tus dedos que tanteaban la distancia,
con tus dudas que al raspar el dique que contiene tus misterios
te dejaban al morderte los labios un sabor de plomiza independencia.

aprendí por ejemplo que las miradas penetrantes no son solo una metáfora,
que pueden hacer daño los reflejos y que a veces es fuente de angustia
(aunque no sea clara) la proyección alquímica de una silueta en la retina.

aprendí también que el dolor que es placer no es placer dos veces sino dolor
y que las montañas sólo caben en los bolsillos de quien está enamorado,
eso aunque crezca frondosa una secuoya en el recodo de tus pechos.

aprendí que los pensamientos tienen pétalos que no se arrancan pero se pliegan,
que no hay reposo seguro donde las persianas están cerradas desde siempre
y que Amor, ch'a nullo amato amar perdona, en el 2014 lo tiene complicado.

aprendí, en suma, a masticar la hiel en un rincón floreado, a esperarte
sin esperar nada y a verte sin que estés ahí, rumiando hasta prontos caducados, 
a quererte sabiendo que lo que fue nunca ha podido serpero a quererte lo mismo.