muchas cosas aprendí contigo, con tus dedos que tanteaban la distancia,
con tus dudas que al raspar el dique que contiene tus misterios
te dejaban al morderte los labios un sabor de plomiza independencia.
aprendí por ejemplo que las miradas penetrantes no son solo una metáfora,
que pueden hacer daño los reflejos y que a veces es fuente de angustia
(aunque no sea clara) la proyección alquímica de una silueta en la retina.
aprendí también que el dolor que es placer no es placer dos veces sino dolor
y que las montañas sólo caben en los bolsillos de quien está enamorado,
eso aunque crezca frondosa una secuoya en el recodo de tus pechos.
aprendí que los pensamientos tienen pétalos que no se arrancan pero se pliegan,
que no hay reposo seguro donde las persianas están cerradas desde siempre
y que Amor, ch'a nullo amato amar perdona, en el 2014 lo tiene complicado.
aprendí, en suma, a masticar la hiel en un rincón floreado, a esperarte
sin esperar nada y a verte sin que estés ahí, rumiando hasta prontos caducados,
a quererte sabiendo que lo que fue nunca ha podido ser, pero a quererte lo mismo.
a quererte sabiendo que lo que fue nunca ha podido ser, pero a quererte lo mismo.
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