repican las campanas bergamascas,
ruinas indescifrables de un futuro traspasado
donde la eternidad cabía en una tarde,
en una danza, en una sola ventana
y la alegría era la mirada
de una mujer con muslos de porcelana
sonriendo en la banqueta de una tasca.
doblan, doblan las campanas bergamascas
por todo lo que no volverá, adioses y lamentos,
miradas confinadas, un sinfín de palabras
encerradas entre dientes; amargores y esperpentos.
silencio, las campanas bergamascas.
sobre la muralla solo quedan polvo y viento
y a la ventana un cuervo que se asoma,
su llamado virulento hace ecos en la nada.
la habitación vacía, la cama fría, silencio.
ruinas indescifrables de un futuro traspasado
donde la eternidad cabía en una tarde,
en una danza, en una sola ventana
y la alegría era la mirada
de una mujer con muslos de porcelana
sonriendo en la banqueta de una tasca.
doblan, doblan las campanas bergamascas
por todo lo que no volverá, adioses y lamentos,
miradas confinadas, un sinfín de palabras
encerradas entre dientes; amargores y esperpentos.
silencio, las campanas bergamascas.
sobre la muralla solo quedan polvo y viento
y a la ventana un cuervo que se asoma,
su llamado virulento hace ecos en la nada.
la habitación vacía, la cama fría, silencio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario