demos el mundo a los niños solo por un día como un balón de colores vivos para que jueguen con él dejémosles cantar entre las estrellas demos el mundo a los niños como una gran manzana o una barra de pan por un día dejemos que se harten demos el mundo a los niños por un solo día para que el mundo conozca la amistad ellos recibirán el mundo de nuestras manos y plantarán árboles inmortales.
Amigo, ¿oyes el vuelo negro de los cuervos sobre nuestras llanuras? Amigo, ¿oyes el rumor sordo del país al que encadenan? ¡Eh! partisanos, obreros y campesinos, es la alarma! Esta noche el enemigo conocerá el precio de la sangre y las lágrimas.
Subid de la mina, bajad de las colinas, camaradas, Sacad del pajar los fusiles, la metralla, las granadas. ¡Eh! matadores: a la bala y a la navaja, matad aprisa. ¡Eh! saboteador: ¡cuidado con tu carga, que es dinamita!
Somos los que rompemos los barrotes de las cárceles, por nuestros hermanos, El odio que nos persigue, y el hambre que nos empuja, la miseria. Hay países donde la gente sueña en el hueco de las camas. Aquí, mira: nosotros caminamos, nosotros matamos; nosotros morimos.
Aquí, cada uno sabe lo que quiere, lo que hace, cuando pasa. Amigo: si te caes, otro amigo toma tu lugar desde la sombra. Mañana, a pleno sol, la sangre negra secará sobre las carreteras. Cantad, compañeros: en la noche la libertad nos escucha...
miércoles, 19 de noviembre de 2008
Hacía años que no leía un periódico.
Sabía que cualquier día podría volver a toparse con los retazos en blanco y negro que anunciaban la victoria contra la conspiración en Praga.
No sabía si el reencuentro le produciría tristeza o indiferencia. Llegara a tal punto que ya no podía distinguirlas.
De alguna parte vino el grito que anunciaba la muerte del dictador. Se acabara; por fin.