Subió las escaleras despacio, pie tras pie, escalón tras escalón. Ya arriba, abrió los brazos y voló, cansado, en medio a los hilitos de humo que adornaban el suburbio. Pensó una vez más que pensar ya no tenía sentido y sintió el suelo acercándose. Le rodeó un olor a sudor, asfalto y sangre.
Los coches siguieron su camino, indiferentes al bulto oscuro pegado al arcén. Tiempo después, no se supo precisar cuánto llevaba allí. No importaba. Sonreía.
Los coches siguieron su camino, indiferentes al bulto oscuro pegado al arcén. Tiempo después, no se supo precisar cuánto llevaba allí. No importaba. Sonreía.
2 comentarios:
muy bueno, compañero, me gusta pasarme por aquí de vez en cuando.
http://schristianorgaz2007.blogspot.com/2008/05/al-caer-el-joven-al-agua-desde-la-proa.html
Qué gustazo leerte por aquí. Fíjate que sé que tengo algún que otro lector pero nunca comentan.
un saludo, y ya marcaré presencia en el tuyo que veo que tiene (mucho) interés.
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