No habéis reclamado ni la gloria ni las lágrimas
Ni el órgano, ni la extrema unción
Hacen ya veinte años, qué rápido pasan veinte años
Cuando os servisteis simplemente de vuestras armas
La muerte no deslumbra los ojos de los partisanos.
Vuestros retratos estaban en los muros de nuestras ciudades
Negros de barbas y noche, hirsutos, amenazantes
El cartel que parecía una mancha de sangre
Porque al pronunciar vuestros nombres tan difíciles
Buscaban asustar a los viandantes.
Nadie parecía veros como franceses por elección
La gente pasaba sin veros durante todo el día
Pero al toque de queda dedos errantes
Habían escrito bajo vuestras fotos "Muertos por Francia"
Y las apagadas mañanas se hacían distintas.
Todo tenía el color uniforme de la escarcha
Al final de Febrero para vuestros últimos momentos
Y entonces uno de vosotros dijo calmamente:
"Felicidad a todos, felicidad a los que sobrevivirán
Me muero sin odio hacia el pueblo alemán."
"Adiós a la pena y el placer. Adiós a las rosas
Adiós a la vida. Adiós a la luz y el viento
Cásate, sé feliz y piensa en mí a menudo
Tú que permanecerás en la belleza de las cosas
Cuando todo acabe, más tarde, en Ereván."
"Un gran sol de invierno alumbra la colina
Qué bella la naturaleza y cómo se me rompe el corazón
La justicia vendrá sobre nuestros pasos triunfantes
Mi Mélinée, amor mío, mi huérfana
Y te digo que vivas, y que tengas un hijo."
Eran veintitrés cuando los fusiles florecieron
Veintitrés que entregaban su corazón antes del tiempo
Veintitrés extranjeros y sin embargo hermanos nuestros
Veintitrés tan enamorados de vivir que morían
Veintitrés que gritaban "Francia" al caer.
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