sábado, 17 de octubre de 2009

1 comentario:

Anónimo dijo...

Un año después de abandonar Bohemia se encontraba casualmente en París, precisamente en el aniversario de la invasión rusa. Se celebraba una manifestación de protesta y no fue capaz de resistir la tentación de participar. Los jóvenes franceses levantaban el puño y gritaban consignas contra el imperialismo soviético. Aquellas consignas le gustaban, pero de pronto comprobó con sorpresa uqe era incapaz de gritar a coro con los demás. No aguantó en la manifestación más que unos pocos minutos.
Les confió su experiencia a sus amigos franceses. Se extrañaron: <<¿Es que no quieres luchar contra la ocupación de tu país?>>. Tenía ganas de decirles que detrás del comunismo, del fascismo, de todas las ocupaciones y las invasiones, se esconde un mal más básico y general; para ella la imagen de ese mal es una manifestación de personas que marchan, levantan los brazos y gritan al unísono las mismas sílabas. Pero sabía que no sería capaz de explicárselo. Perpleja, cambió el tema de la conversación.
(...)

Milan Kundera
La insoportable levedad del ser

buceaba por aquí en un rato noctámbulo, encontré en tu entrada algo que me recordó a esto, y a parís, cuántas referencias cruzadas. un abrazo!